26 de marzo de 2008

Ser responsable causa estrés

Desde que estamos muy pequeños, las personas con quienes convivimos en el hogar, en el colegio o en la oficina, nos enseñan que debemos ser responsables. Escuchamos con frecuencia recomendaciones como estas:

  • Haz la tarea, nos dicen nuestros maestros
  • Ayuda con los deberes del hogar, nos dicen nuestros padres
  • Cumple tus compromisos, nos dicen nuestros compañeros de trabajo
  • Llega puntual al trabajo, nos dicen nuestros jefes
Estas recomendaciones, y muchas otras que nos hacen diariamente, tienen como finalidad reforzar nuestro sentido del deber para que lo cumplamos.


Sin embargo, en ocasiones para cumplir nuestros compromisos y continuar siendo responsables, sacrificamos otras cosas que, tal vez, nos sean tan necesarias como la tranquilidad que nos da el saber que cumplimos con nuestro deber.


En ocasiones, sacrificamos descanso y sueño para cumplir y ser responsables.
"Una vez al año no hace daño", dice un adagio popular. Pero cuando estos pequeños sacrificios se vuelven muy frecuentes, logramos acumular un grado tal de cansancio y preocupación que, seguimos siendo responsables, pero estamos agotados, estresados e inconformes.


A veces, sólo a veces, es necesario darnos permiso de ser un poco menos exigentes con nuestra obligación de cumplir y se responsables.

¡Pero cuidado! No debemos caer en el extremo opuesto y terminar convirtiéndonos en unos absolutos irresponsables, tranquilos y desconsiderados que no tienen en cuenta a las personas que se ven afectadas por nuestro incumplimiento.


Pero entonces, ¿cómo equilibramos nuestro sentido de responsabilidad con nuestra necesidad de descanso?

Creo que nadie tiene la receta mágica para lograr este equilibrio. Pero creo que podemos tener en cuenta algunos puntos para acercarnos un poco a ese equilibrio:

  1. Defina prioridades. Familia, trabajo, estudio, amigo. ¿Cuál aspecto es más importante para usted?.
  2. Identifique sus límites. Defina qué aspectos o actividades cotidianas de su vida está dispuesto a sacrificar para cumplir un compromiso y durante cuánto tiempo puede permitirse hacerlo.
  3. Comunique sus prioridades y límites. No basta con que internamente se hayan establecido límites. Es necesario dar a conocer a quienes nos rodean que estamos dispuestos a sacrificar ciertas cosas, pero que hay un límite. De esta forma, se puede identificar si un límite mío afecta el resultado que recibe otra persona y se pueden establecer acuerdos mutuos de cumplimiento y de respeto.
  4. Respete los límites de los otros. No se puede esperar que se respeten mis límites si yo no tengo consideración por los límites de los demás.
  5. Entienda el objetivo del compromiso. No sólo se trata de tener claro desde nuestra perspectiva lo que se logra al cumplir un compromiso adquirido; es necesario hacer un esfuerzo y tratar de comprender lo que este compromiso significa o representa para las otras personas.
  6. Identifique a quiénes afecta si no cumple. Efecto colateral. Nos ayuda a tener claro qué tanto podemos dilatar o debemos acelerar el cumplimiento del compromiso, para no afectar el cumplimiento de otros.
  7. Manifieste su desacuerdo. Si no está de acuerdo, dígalo. Sea objetivo al decirlo y trate de enfocarse en la situación y no en las personas. Estar en desacuerdo no significa que no se hará el mejor esfuerzo para cumplir lo prometido. Simplemente indica que alguien tiene un opinión diferente y que es importante considerar las implicaciones de esta diferencia de opinión.
  8. Establezca pequeñas metas y evalúe su logro. Divide y vencerás. Poco a poco, se van logrando grandes cosas.
  9. Comunique sus dificultades. Nada es perfecto. Siempre hay inconvenientes esperando para atravesarse en nuestro camino. Trate de resolver estos inconvenientes por sí mismo, pero no se desgaste haciéndolo si llega a un punto en que no encuentra salida a la situación problemática. Comunique el inconveniente y seguramente alguien podrá ayudarlo o darle una idea para continuar avanzando en el cumplimiento de su cometido.
  10. Agradezca la ayuda y no escatime en otorgarla a otros, siempre que pueda. Dicen que es mejor dar que recibir. Ofrezca su ayuda sinceramente, teniendo en cuenta que también usted tiene un compromiso por atender. Hay que tener claro que no siempre vamos a poder ayudar aunque queramos hacerlo. A veces esto implica no cumplir con nuestra parte para apoyar a otro.
  11. Aprenda de los errores cometidos. Inevitablemente, todos nos equivocamos, por mucho que nos esforcemos por evitar el error. Pero esto sólo puede ser para nosotros una oportunidad de aprendizaje, para saber en qué fallamos y meditar acerca de qué hacer para no volver a fallar de la misma forma.
  12. Felícitese por los logros. Grandes o pequeños, los logros nos dan la sensación de ser útiles y además, de ser buenos en lo que hacemos. No espere a que lo alaben otros. Alábese primero usted, de forma silenciosa, y luego, felicite a sus compañeros. Siempre cae bien que alguien aprecie lo que hiciste.

Creo que son buenas ideas, aunque seguramente (como me ocurre a mí), a veces los compromisos a cumplir surgen de forma tan imprevista y urgente que, simplemente, hay que cumplirlos, sin límites, sin horarios, sin descanso.

En ese caso, sólo queda sacar fuerzas de donde no se tienen y..... poner a prueba nuestra resistencia.


¡Buena suerte!

18 de marzo de 2008

Te busco....

Hace tantos días que no te encuentro en tí....

Tal vez es que saliste a buscarme a mí....